-Abuela, hemos encontrado abajo un baúl, yo y Julie lo queremos abrir.
-El burro delante para que no se espante.- decía entre risas, ya que la abuela Gloria odiaba que dijeran primero el “yo”. Después se quedó un rato pensativa y suspiró pensando que ya había llegado la hora de contárselo a los dos pequeños-. Este baúl, es de vuestro abuelo (repito que a Julie la consideraba una nieta más).
-¿El abuelo Tomás?.- Preguntó Logan con alegría tras recordarlo, ya que hacía por lo menos un años que la abuela no hablaba de él, porque si recordaba el brillo de los ojos de Tomás, ella empezaba a llorar como una magdalena.
-Sí, exactamente. Era suyo, su abuelo se lo regaló y él iba a hacer lo mismo con vosotros dos, pequeñajos.- Les revolvió un poco el pelo con la mano a los dos. Tragó saliva y prosiguió-. No es un baúl cualquiera, pero yo no os puedo decir nada, lo tendréis que descubrir vosotros, ya que os gusta tanto la aventura.
Los dos niños se quedaron fascinados. Hacía ya mucho tiempo que no tenían ninguna aventura, y desde luego esta iba a ser interesante. Le preguntaron a la abuela por la llave y ésta les dijo que estaba en la cocina y ellos debían buscarla.
Empezaron por los sitios que se veían a simple vista. Y más tarde cogieron una silla y Julie se subió en ésta. Los estantes de arriba estaban llenos de polvo y ella estornudaba continuamente. Tampoco la encontró. Aquella llave se hacía mucho de rogar. Se rindieron pero…
-¡¡Logan!!-una dulce voz salió de los labios de Julie que llevaban ya mucho tiempo sin hablar, ya que estaba ansiosa por encontrar la llave, Logan corrió hacia ella rápidamente.
Si te propones un objetivo, lo acabarás consiguiendo. |