domingo, 15 de mayo de 2011

-Corre Logan. Ven, mira esto.
Los dos pequeños, bajaron las escaleras rápidamente. En cero coma se encontraban en el viejo sótano de la abuela Gloria. Una fría brisa entraba por una de las múltiples grietas que les heló los músculos, haciéndoles estremecer. Olía a mugre, ya que la abuela nunca se había atrevido a bajar allí desde que el abuelo Tomas falleció.  
Julie agarró a Logan de la mano, llevándolo hasta el sitio al que deseaba enseñar a su amigo. Ante ellos un diminuto baúl de madera rodeado por cientos de telarañas. Los dos niños intentaron abrirlo pero no hubo manera. Después de un rato utilizando sus débiles músculos para abrirlo, se dieron cuenta de que tenía un candado y necesitaba una llave. Buscaron la llave por todo el sótano, hasta que lo dejaron patas arriba, pero nada, la llave no aparecía y decidieron ir a preguntarle a la abuela Gloria.
Aquellos dos niños de nueve y diez años tenían las mentes muy despiertas y les encantaba la aventura. Se conocían desde que tenían uno y dos años, se puede decir que eran como hermanos pero a la vez muy diferentes, ellos eran como el sur y el norte, el yin y el yan no tenían casi nada en común pero eso era lo que más les unía.
Logan, de diez años, era muy tímido y reservado. Pero todos sus pequeños problemas se los contaba a Julie. Aquel niño de pelo negro y ojos verdosos con nariz respingona al que le encantaba jugar con la pelota que le había regalado Tomas y el pastel de su abuela Gloria con la que vivía desde hace cinco años, desde que sus padres murieron. Gloria era la única madre para él, y le tenía demasiado cariño como para hacerla enfadar a menudo, aunque de vez en cuando lo hacía sin querer.
Julie, de nueve años, sin embargo era una niña desvergonzada y muy extrovertida. Pasaba todo el rato en casa de Logan y Gloria, hasta tal punto de que Gloria la consideraba una nieta más y viceversa. Julie era rubia, muy rubia, casi tanto como los rayos del sol, de ojos azulados que se confundían con el cielo y una bonita sonrisa. Logan le sacaba unos centímetros y eso a ella le molestaba porque no le gustaba ser para nada, baja. Lo que tenían en común era la aventura, ya que a ella no le gustaban los pasteles de la abuela Gloria y siempre que ella los hacía, para Julie le tenía preparado un buen chocolate caliente.

Julie y Logan, eran los mejores amigos del mundo, uña y carne.

4 comentarios:

  1. ÖÖ
    Es precioso dios,me encanta.
    escribes super e hiper genial :)
    tequieromás.

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  2. wow! acabo de leer la entrada y me ha encantado... es de muy buena calidad!
    te sigo ;)

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  3. ¡Que tierno! :) Besitos, y te sigo.

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